viernes, 8 de octubre de 2010

Platicando con la abuela en, una de sus tan afamadas historias, me enteré de cosas que no imaginaría, jamás de historias familiares que te ligan casi directamente a la revolución como tal.

Su madre, ósea mi bisabuela era trabajadora doméstica en una hacienda importante del país, este era un empleo que necesitaba de una mujer fuerte y que resistiera jornadas de trabajo agotadoras pues los militares eran tan descorteces con sus empleados, llegaban prepotentemente y exigían comida y buenos tratos al momento, mismas que ellos no recibían pues apenas podían probar alimento, sin embargo ser cocinera en la hacienda no era como los campesinos, ellas tenían alimentos una mejor paga y mayores comodidades, aunque claro menos horas de sueño.

Daniela Villalpando

No hay comentarios:

Publicar un comentario