viernes, 8 de octubre de 2010

Mi abuela me contó que en el pueblo donde ella nació, Tlalpuhahuac había una gran mina de laja, esta era muy productiva y estaba en manos de Porfírio Díaz , de ahí el sacaba mucho dinero. El encargado de esa mina era su abuelo.

Cuando la revolución estalló en ese pueblo los rebeldes derrumbaron la mina, para quitar el dinero que Díaz ganaba de ahí, pero mi bisabuelo intentó detenerlos, pero al final  la derrumbaron con el adentro y desde entonces no se ha vuelto a abrir.

Erick Daniel García Bernal

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