Porfirio Díaz no estaba dispuesto a compartir el poder y, sobre todo, estaba decidido a eliminar a quienes podrían enfrentarse a su mandato. Al principio de su gobierno, el nuevo hombre fuerte siguió una sola estrategia: "pan o palo"; es decir: sus oponentes debían rendirse a cambio del apoyo y el reconocimiento del presidente, quien de manera generosa les entregaría algún puesto público, o sufrir en carne propia toda la represión que podía ejercer el gobierno. |
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